Puede parecer absurdo pero en realidad si no vendes más es porque no te compran más… y no te engañes. El primero puede ser resultado del segundo, pero no al revés. La pregunta relevante es ¿por qué no te compran más? Y la respuesta es sencilla: porque no eres suficientemente atractivo para que te prefieran. Ya ves porque dice el dicho que la suerte de la fea, la bonita la desea.
Puedes hacer todos los esfuerzos que quieras desde tu trinchera, mejorar tu producto, vender barato, saturar el canal de distribución, crear promociones de todo tipo, hacer publicidad de tu producto y vas a seguir más o menos igual.
El problema puede ser que estés mirando en la dirección equivocada. Quizá estás pensando en cómo ser mejor que tus competidores sin detenerte a escuchar lo que haría sentir más satisfechos a tus consumidores. Después de todo ¿de qué te sirve ser mejor que otros si no satisfaces de manera superior a las personas que esperas que te prefieran?
Hoy en día la calidad es definida muy simplemente como satisfacer las expectativas del consumidor. Por eso si tú tienes un producto que representa una mejora contra tu competidor pero que no representa un satisfactor superior para el consumidor, en realidad no tienes nada que valga la pena. Para pensarlo ¿verdad?
Alguna vez dijo un viejo publicista que hasta los mejores expertos en el mercado tienen mucho que aprender de las personas que hacen el mercado.
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