En el mundo de los negocios y especialmente en el de las empresas pequeñas y medianas, está presente la idea de hacer realidad nuestros sueños. Pero construir sueños es totalmente diferente a la idea romántica de hacerlo realidad para vivir felices por siempre.
Tener sueños es la primera inspiración que puede echar a andar cualquier proyecto en nuestras vidas, pero estos deben convertirse muy rápidamente en planes para poder hacerlos realidad antes de acabar con el negocio o el patrimonio familiar por vivir soñando.
Hemos visto muchos casos de personas profesionales, bien preparadas y con experiencia en sus áreas de desempeño, que sufren la transformación de sus sueños en pesadillas en muy poco tiempo.
Hacer proyecciones en Excel puede resultar fascinante, pero éstas casi nunca llegan a ver la vida real. Pensar que puedes lograr un crecimiento rentable y sostenido sin las herramientas adecuadas, es una fantasía. Muy especialmente sin el capital de trabajo que demanda el crecimiento. Una de las cosas que repito constantemente a quienes brindo consultoría o simplemente consejo es que un negocio en crecimiento rápidamente se convierte en un monstruo que lo mejor que hace es pedir dinero, dinero y dinero.
Esto no es extraño cuando se trata de emprendedores o empresarios cuya inversión más importante va a consistir en aportar su experiencia y su capacidad de trabajo traducida a horas laborables. Mientras el negocio crece gradualmente todo va más o menos bien, con ligeros sobresaltos en las ventas, el flujo o la producción. Pero si tienes la enorme fortuna de una oportunidad de crecimiento importante, puede ser el billete de loteria que soñabas o la condena a muerte de tu negocio. El capital de trabajo que va a demandar el crecimiento tiene que salir de algún lado y es una falacia pensar que va a venir de las ventas. Estas van a empezar a generar revolvencia meses después de que hagas las primera inversión en maquinaria, materia prima o producto terminado y en gastos de ventas y mercadotecnia.
Hemos tenido que dejar de apoyar negocios con los que hemos logrado que la respuesta del mercado sea espectacular hacia una marca, mientras que la del empresario ha sido pobre y pusilánime por no haber realizado la planeación financiera adecuada.
Soñar es bueno como punto de partida, pero no puedes crecer basado en fantasías.
Comments