Hace muchos años que en los negocios hablamos de no tener “parálisis por el análisis”, pero lo vemos cada día en empresarios y cabezas de organizaciones que dudan y postergan decisiones de negocio que pueden detonar el crecimiento de sus empresas a largo plazo.
Alguna vez nos comentó un empresario con cierta añoranza “Si mi papá hubiera empezado a construir la marca antes de que nos invadieran todas las marcas internacionales, el negocio hoy estaría muy sólido”. Tenía razón. Sin embargo unos meses después tomo la decisión de posponer el proyecto de construcción de su marca y lo cambió por un free lance que le diseñó un logotipo. ¿Suena incongruente? ¿Está sembrando hoy la añoranza que sentirán sus hijos en el futuro al recibir un negocio con poca solidez y sin el valor financiero que le genera a largo plazo la construcción de marcas poderosas? El tiempo lo dirá.
Lo que no deja de impresionarnos es que hace un año realizamos una investigación entre empresas medianas y descubrimos que 7 de cada 10 empresarios dijeron estar listos para empezar a construir su marca… pero no dijeron cuando.
Incluso mencionan que tienen claro que lo que necesitan es un proyecto sólido de construcción de marca, pero que en este momento sólo tienen presupuesto para una campañita en radio. Esto los convierte en víctimas de vendedores de medios o freelancers de servicios que llegan como auténticos encantadores de serpientes y les dicen lo que quieren escuchar “¿Para qué te metes en tanto rollo si yo te lo puedo resolver barato, sin gastar en creatividad ni en producción?”, engrosando cada vez más el ya de por sí nutrido grupo de empresarios que decepcionados dicen “yo ya hice publicidad y no me funcionó”.
A través de casi 30 años de experiencia, hemos encontrado un perfil de empresario que consideramos el modelo de éxito a largo plazo.
Tiene cuatro características principales:
Una visión clara de lo que quiere lograr a largo plazo y está dispuesto a tender las líneas que le ayuden a guiar a su organización hacia el futuro sin desviaciones.
Deseo de trascender y dejar un legado mediante la obra realizada a través de su empresa. Estos empresarios tienen claro que, como dice la canción, “las obras quedan y las gentes se van” y también tienen claro que una marca sólida y querida por sus consumidores es la mejor forma de dejar ese legado.
Están dispuestos a invertir todo el esfuerzo necesario y el capital posible para lograr llegar a donde quieren sabiendo que muy probablemente sus competidores no podrán hacerlo.
Toman decisiones oportunas y se mantienen en ellas a pesar de los momentos oscuros de la trayectoria.
Si tu trabajo es tomar decisiones y hacer que las cosas sucedan, hazlo cuanto antes. Toda la organización queda pasmada cuando la cabeza no es capaz de apuntar claramente hacia donde van y poner el ejemplo.
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