Trabajar en el mundo de las marcas y el marketing es trabajar en un mundo de egos. Vemos el ego de muchas formas, desde la puntuación digital, los seguidores en redes sociales, las visitas a la web, cuántos retweets, cuántos likes en Facebook. Es sin duda puro ego.
También vemos el ego en los contenidos que la marca escribe donde marca en todo momento lo bueno que su producto o servicio y es aquí cuando entramos en peligro pues permitir que el ego guíe los esfuerzos de comunicación solo consigue apatía hacia la marca pues nos convertimos en algo que no le importa ni interesa a nadie.
Nuestros egos son el problema en cuestión de contenidos. El truco es ignorar el propio ego y usar ese la otra persona como herramienta, hay que aferrarnos al ego de nuestra comunidad y de nuestros embajadores para que puedan compartir nuestros contenidos. Sí el vernos más humildes y buscar la validación y reconocimiento de nuestra audiencia logra hacer que se identifiquen con nosotros.
Para ello como CÓMplices siempre buscamos apelar al ego de nuestra audiencia, creando contenidos que los ayuden a definirse y a ser percibidos por los demás. Y es que así como nosotros tenemos egos, nuestra audiencia no es la excepción y están buscando siempre ver por sus intereses pues también tienen su ego y ese es su punto débil para llegarles.
Así que como CÓMplice constructora de marcas, siempre digo que el ego bien usado no es negativo para hacer marketing, sino, todo lo contrario, es una gran forma de llegar a los demás. Sólo hay que recordar con qué ego hay que trabajar y una pista: el ego con el que hay que trabajar, nunca es con el propio.
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@JossEspinosa constructora de marcas 24×7 en @COMplicesCOM nativa digital con 10 años de experiencia en las áreas de editorial, relaciones públicas, social media y marketing.