Se dice que Albert Einstein definió la locura con una expresión como esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo. Yo creo que como en tantas cosas, en esta también tenía razón.
A lo largo de los años que llevo en el negocio de la construcción de marcas he visto desplomarse empresas y categorías de mercado completas porque alguien decidió no cambiar lo que venían haciendo para hacerlo mejor, pensando que si seguían vendiendo no había razón para cambiar. Uno de estos casos fue hace años el de Burger Boy, una marca de restaurantes de hamburguesas (que quizá ni siquiera conociste).
En algún momento de la historia, mientras trabajaba en una agencia multinacional, realizamos para ellos un diagnóstico en el que encontramos una gran cantidad de creencias y percepciones negativas sobre la marca. Esto los colocaba en una posición frágil en el mercado debido a que las personas consumían sus hamburguesas por no tener opciones y manifestando un nivel de confianza bajo, grandes reservas sobre la calidad y un nivel de satisfacción alarmantemente pobre. Tenían armada una bomba de tiempo y no fueron capaces de verla para desactivarla.
Le hicimos saber a sus directivos la situación, recomendando modificaciones de fondo en los elementos que podrían construir una marca fuerte y generar confianza para revertir el problema de imagen que tenían y defender así el mercado que habían conquistado a lo largo de años de operación.
Poco después llegó McDonald’s a México. No es difícil deducir el resto de la historia.
¿Recuerdas haber visto algún Burger Boy en México?
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