“Fíjate que ya hemos hecho varias campañas, pero no vemos claros los resultados. Hicimos una de dos semanas en radio, seis meses después tuvimos un anuncio en el periódico y a fin de año me entrevistaron, además hemos negociado muy bien porque en cada medio nos han regalado la creatividad y la producción”.
“Los anuncios los invento yo, y mi sobrina que es diseñadora, les pone el rollo”.
“La verdad es que si lo hacemos nosotros nos sale todo muy barato”.
Si esto te suena familiar, en realidad estás poniendo el futuro de tu marca en juego, porque construir una marca es una labor permanente y consistente de comunicación bien dirigida y sólidamente sustentada.
Tener claro qué promesa puede ser poderosa para tumercado es tan importante como la forma de decirla. Esta combinación es la que convierte en valor para tu marca cada peso que inviertes en publicidad, redes sociales, relaciones públicas y promociones.
No improvises, no tomes decisiones a la ligera y sobre todo, no apruebes cosas ocurrentes únicamente porque te hacen reír. Recuerda que nadie en su sano juicio permite que jueguen con su inversión.
Analiza el entorno competitivo de tu marca, define una promesa superior a la de tu competencia, estructura una estrategia ganadora y entonces empieza a ver cómo será la creatividad adecuada y cuáles los medios más rentables. Una vez que conjuntes todo esto sé consistente permanentemente. No lo cambies a menos que compruebes que ha dejado de funcionar. Hacerlo de otra forma es como jugar a la lotería: con mucha, mucha suerte te llevas el premio gordo, de otro modo tiras tu dinero a la basura.
Acércate y apóyate con los verdaderos expertos en construcción de marcas.
Tomar a la ligera tu comunicación denota poco interés en tu imagen y en lo que piensen los consumidores de ti, demuestra la calidad de tu producto y el profesionalismo de tu empresa con una comunicación acorde a tus pretensiones.