Durante el gobierno de Vicente Fox en México su entonces vocero, Rubén Aguilar, hizo célebre esta frase con la que hacía “componendas” de lo que el presidente declaraba para aclarar la supuesta verdadera intención ¿o para minimizar el daño? Sea cual fuere la razón y el objetivo, nos estaba poniendo una clara muestra de lo que no debe ser hecho cuando se trata de comunicar con claridad y consistencia para construir una marca personal, de gobierno o comercial.
Pero es taaaaan común ver comunicación basada en lo que se le ocurre a quien la genera, que si Rubén Aguilar hubiera decidido poner una empresa llamada “Lo que la marca quiso decir, S.A. de C.V.”, muy probablemente hubiera tenido éxito, aunque a las marcas les habría duplicado el costo de publicidad.
En el mundo de las marcas es muy frecuente que la comunicación sea hecha por el especialista técnico en el producto, lo que ocasiona que todo parezca extraído de un tratado de ingeniería, dejando la tarea de traducir y entender “para qué sirve” y “en qué me beneficia” a las personas que esperan que lo compren.
Hay pocas cosas peores que decirle a un consumidor “no estoy pensando en ti ni estoy preocupado por tus necesidades, sino por mi tecnología”, en un mundo en el que la tendencia nos dice que esperan escuchar “te quiero, me preocupo por ti y hago todo lo que está a mi alcance para hacerte feliz”.
No es tan difícil, sólo hay que entender el principio de que “percepción es realidad” y que las personas actuamos de acuerdo a nuestras creencias, sin importar si estas coinciden con la realidad o no… y eso no nos convierte en estúpidos.
Así tu marca puede empezar a hablar de lo que las personas quieren escuchar y no de lo que tú les quieres decir.
Si no quieres acabar recurriendo a un vocero que le diga a la gente “Lo que la marca quiso decir…”, mejor busca CÓMplices que te apoyen para hacerlo bien desde el principio.