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¿Tu pareja se llama igual que tu negocio?

Cuando decidimos iniciar un negocio muchas veces pensamos en nombres que nos remiten a algo totalmente personal, como los acrónimos de nuestros apellidos o el nombre de alguna persona querida. No está mal si este nombre no será la marca con la que esperamos que los consumidores o usuarios nos identifiquen y nos prefieran.

Pero si se trata de que la marca se llame como mi tía, mis apellidos o las iniciales de los nombres de mis hijas, o por el lugar donde está ubicado el negocio, estamos empezando con el pie izquierdo.

Imagínate si se te antojaría comprar vitaminas con la marca “bajopuente” o lencería de la marca “Matoña” (así se llama mi prima). Claro, estas son exageraciones, pero totalmente intencionadas para que percibas lo extraño que a alguien le puede sonar una marca que además de no transmitir valor alguno, le resulte extraña en su contexto.

En realidad lo que quieres es que la marca genere valor cada vez que la gente la vea, la escuche y la pronuncie, por lo que sería mucho más atinado ponerle a las vitaminas algo como “Forte”, “Vitala” o palabras similares que se refieran al beneficio que las personas recibirán de consumir las vitaminas. En el caso de la lencería lo dejo a tu imaginación.

Estas tendencias no son extrañas, porque durante muchos años las marcas fueron definidas por aspectos como su ubicación (Restaurante Los Arcos), los ingredientes activos (Palmolive), el nombre de alguien querido (Miscelánea Lupita), o algún referente (Los Arbolitos de Cajeme). Sin embargo a estas marcas les ha tomado toda una vida ser reconocidas y poder capitalizar la satisfacción de sus clientes. ¿Qué nombre te parece más poderoso hoy en día para crear una percepción positiva de la cocina de mar estilo sinaloense? ¿Los Arcos o Mi Gusto Es? Seguramente coincidiremos en que el segundo es mejor. ¿Qué marca de jabón te parece más poderosa, Palmolive, Dial o Escudo? Sólo la tercera comunica por sí misma el valor esencial del producto que puede producir un beneficio superior a sus usuarios.


Muchos emprendedores en el ramo de servicios, especialmente jurídicos y contables, deciden utilizar los apellidos del o de los fundadores, con el riesgo de que éstos terminen pasando a mejor vida y dejando sin sentido una marca construida por pura antigüedad.

Si vas a iniciar tu negocio o a lanzar una nueva línea de productos o servicios, empieza a capitalizar todo lo que vas a invertir en la construcción de tu marca desde el día uno. Define un nombre claro, fácil de recordar, que se relacione con el beneficio al consumidor y que sea capaz de operar como una caja fuerte que, además de hacer sonar la caja registradora, pueda guardar y proteger los valores que harán que cada día valga más en el mercado.

No caigas en la tentación de que tu sobrino o sobrina que está estudiando diseño y que es “bien creativo” te diseñe el logo y, nunca jamás dejes el diseño de tu papelería en manos del impresor. Toda la vida de tu negocio vas a estar invirtiendo dinero en estos renglones y más te vale que cada peso que pongas en ello contribuya a construir una marca poderosa.

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